El crucero Vidanta Elegant, de Vidanta Cruises, aloja en Mazatlán a la espera de iniciar sus primeros viajes por la costa mexicana a partir de octubre.
El Vidanta Elegant, de 152 metros de eslora, fue construido en 1990 y perteneció a la compañía de cruceros All Leisure Holidays. Vidanta lo adquirió para reconstruirlo totalmente, cosa que hizo en el astillero Cantieri del Mediterráneo, en Nápoles, Italia. Ya en Mazatlán, el barco recibe los acabados que lo dejarán convertido en un crucero de ultralujo.
Hacer un crucero desde cero toma siete años, dijo a Forbes México Iván Chávez, vicepresidente ejecutivo de Grupo Vidanta e hijo de Daniel Chávez, presidente de la compañía. Por tanto, la línea de cruceros de Vidanta estará conformada por naves reutilizadas. El reúso del casco de Voyager, nombre que llevaba esta embarcación (y que desde ahora se llamará Vidanta Elegant) permitió reducir los trabajos a sólo dos años.
“Hay muchos barcos que tienen otros usos y se pueden adaptar para el turismo. Es una nueva fórmula que estamos explorando, que podría abrir una nueva industria de barcos que se alistarían mucho más rápidamente; se pueden aprovechar y ser especiales. Antes de que los tomemos, quizá operan como barcos de carga o turísticos… Hay muchos ejemplos en el mundo, de gente que ha reconvertido otros barcos”, comentó, en entrevista, quien, además de vicepresidente del grupo, será el responsable de Vidanta Cruises, división a la que Vidanta apostará 700 millones de dólares (mdd).
La inversión se ejercerá en 10 años y contempla cinco cruceros. No todas serán naves de ultra lujo ni exclusivas para adultos. Chávez analiza diversificar la oferta, con un barco familiar, por ejemplo. “Este primer barco es para mayores de edad; es una experiencia íntima. Los demás serán familiares, con atracciones para niños”, indicó.
La inversión proyectada para cada embarcación ronda los 140 millones de dólares. Chávez contempla, adicionalmente, la construcción de un astillero en el Pacífico mexicano.
Para Vidanta, los 700 millones de dólares y el recorrido del Vidanta Elegant en playas mexicanas son sólo el comienzo de una estrategia que busca distinguirlos como la primera empresa mexicana de cruceros, una industria que, este año, alcanzará en el mundo 30 millones de pasajeros y un valor de 134.000 millones de dólares.
Cruceros Made in México
El Vidanta Elegant fue reconstruido casi en su totalidad en Nápoles, pero el diseño de interiores procede de mano de obra mexicana, supervisada por las firmas especializadas SMC Design y la certificadora BNB, que cuida los estándares de seguridad global.
Vidanta ya está analizando otra oportunidad en el mismo renglón: construir un astillero en el Pacífico mexicano. “Los astilleros para cruceros sólo se encuentran en las Bahamas, [así que] todos los barcos y líneas de cruceros que operan en el Pacífico, cuando requieren una reparación o cualquier mantenimiento, programan su ida a las Bahamas, un trayecto muy largo que obliga a pasar por el Canal de Panamá”, explicó Chávez.
El astillero se financiará a partes iguales por Vidanta, otra línea de cruceros y una de astilleros (Chávez no revela sus nombres porque, dice, el trato está en curso).