Por Redacción PortalCruceros
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Victoria Cruises Line entregó su visión de por qué alquilar una cabina en el mar podría ser mejor decisión que comprar una.
Para muchos, comprar un camarote a bordo de un crucero residencial suena como el sueño perfecto. Seguridad, control, un trocito de paraíso flotante que puede llamar propio, “pero tras esa promesa a menudo se esconden ambigüedades legales, costos ocultos y la incómoda realidad: puede que no se sea realmente dueño de lo que cree ser”, indican desde VCL.
Comprar un camarote a bordo de un crucero rara vez implica derechos de propiedad, señalan, no se es accionista de la empresa dueña del barco, no se puede transmitir, y cuando el barco llega al final de su vida útil, el valor de la propiedad puede desaparecer por completo, pues venderlo después es casi imposible.
“En Victoria Cruises Line, creemos en una libertad diferente. Al alquilar un camarote con nosotros, no está atado de por vida. Tiene la libertad de explorar este estilo de vida o de retirarse cuando quiera. Sin compromisos a largo plazo. Sin pérdidas. Sin letra pequeña”, comentan desde la naviera.
Solo se necesita un depósito reembolsable para comenzar el viaje, y si el cliente decide cancelar el contrato de arrendamiento, la empresa lo devuelve.
“Mientras que ser propietario exige décadas de planificación y riesgo, el alquiler ofrece una vía de acceso más segura, tanto emocional como financieramente, a la vida en el mar. Es ideal para quienes desean probar antes de comprometerse o para quienes valoran la libertad por encima de la propiedad formal”, informa Victoria Cruises Line.