Por CruisesNews Media Group.
Los trabajadores portuarios empleados en el sector de los cruceros y su economía inducida se han reunido en una manifestación contra la falta de reinicio de las actividades de cruceros en Venecia, Italia, en detrimento de miles de familias y que pone en peligro su futuro.
Para ellos, los cruceros son un sector esencial en la economía de la región, y es que Venecia no es solo un puerto de escala, sino un lugar de embarque, lo que implica una compleja y gran cadena de suministro cuyo valor ha sido estimado en más de 400 millones de euros.
En un comunicado de prensa, los trabajadores se quejan de que un puerto como Venecia, considerado uno de los mejores del Mediterráneo y del mundo, ha sido totalmente ignorado por los políticos, que, desde el 2012, “han seguido exclusivamente la interminable campaña mediática apoyada por patrocinadores más o menos famosos, que desconocer la realidad de nuestro trabajo e ignoran el valor económico y social del puerto en la región. Incluso peor, ninguna de esas ‘celebridades’ ha puesto nunca un pie en nuestro puerto para ver como estamos organizados, ni conocen nuestras habilidades profesionales (que son ampliamente reconocidas por el mercado y por las cuales somos un modelo de referencia) y no saben cuanta gente tiene trabajo cuando un barco llega o se va”.
“Ya no es el momento de no ser capaces de elegir: queremos empezar ahora, y demandamos soluciones ahora”, declaran tajantes.
Estos trabajadores empleados directamente en el puerto de cruceros y su economía inducida se reunieron hoy “para demandar ruidosamente que se les considere ciudadanos con los mismos derechos que aquellos que no están de acuerdo con la presencia de cruceros en Venecia, que sean reconocidos como ciudadanos que viven, trabajan, pagan impuestos y votan en Venecia, y para demandar que se escuchen y respeten sus posiciones. Son ciudadanos que no quieren vivir de la beneficencia sino que quieren un trabajo digno”
Consideran que “más que nunca, tras la emergencia del Covid-19, parece haber la voluntad de restringir la ciudad a un museo al aire libre o, lo que es peor, una ciudad fantasma. Creemos firmemente que el empleo y la protección al medioambiente, en el que nosotros mismo vivimos, pueden y deben cohabitar no como fuerzas opuestas, sino con un balance razonable que solo puede alcanzarse mediante el dialogo, la tecnología y la habilidad de mirar adelante hacia el futuro entusiastamente y con valentía, y escoger el beneficio de todos y no solo de unos pocos, respetando la ciudad, su entorno y el empleo.”
Y se quejan de que “aunque el reciente Decreto Ministerial permite ahora que el sector de cruceros reanude sus actividades, Venecia no ha sido incluida en los puertos considerados por las compañías de cruceros debido a la larga indecisión política y, más aún, por el silencio ensordecedor de las instituciones, que así, ha dado el golpe de gracia a todos aquellos trabajadores que no han podido trabajar desde noviembre, primero por la marea alta excepcional y luego por el confinamiento. Para muchos de estos trabajadores, los beneficios sociales inicialmente otorgados se están agotando y pronto no podrán contar con ningún tipo de beneficio.”
En su alegato final reclaman que es hora de decidir, respetando plenamente la ciudad y su entorno, pero también respetando el empleo: de hecho, Venecia es una ciudad que ha cambiado con los años, pero siempre ha sido una ciudad inclusiva y acogedora.