Por Redacción PortalCruceros
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Protegidos por las esclusas del Canal de Panamá, los frondosos bosques de la Isla Barro Colorado han atraído a científicos curiosos de todo el mundo desde su formación. Uno de los puntos de interés más famosos del planeta para la investigación y la conservación tropical se encuentra justo detrás de los muros de hormigón de esta famosa vía fluvial artificial. De hecho, es un subproducto fortuito, aseguran desde National Geographic-Lindblad Expeditions, que invita a los turistas a conocer el destino.
Barro Colorado, actual sede del laboratorio vivo más importante del Smithsonian Tropical Research Institute’s (STRI), ha sido sede de una asombrosa variedad de proyectos de investigación durante el siglo pasado, que abarcan desde los efectos del cambio climático en la dinámica forestal hasta la relación simbiótica entre las hormigas granjeras y los hongos que cultivan.
También es uno de los pocos lugares en la Tierra donde los visitantes tienen la oportunidad de explorar la jungla junto a científicos a la vanguardia del descubrimiento biológico, lo que lo convierte en un destino imperdible para los amantes de la naturaleza.
En tres itinerarios diferentes por Costa Rica ofrecidos por National Geographic-Lindblad Expeditions, el National Geographic Quest ancla durante la noche en el lago Gatún, justo cerca del Monumento Natural de Barro Colorado, lo que brinda a los visitantes acceso directo a este paraíso verde.
Entre 1910 y 1912, el Smithsonian dirigió uno de los primeros estudios importantes de impacto ambiental del mundo, inspeccionando, catalogando y recolectando especímenes de la flora y fauna de los bosques tropicales de las tierras bajas del centro de Panamá antes de su inundación.
El potencial de la cuenca del Canal de Panamá como enclave ecológico para la investigación ya era inminente y, desde su creación, Barro Colorado se ha dedicado al descubrimiento. Se ha convertido en una fuente clave de conocimientos sobre los bosques tropicales y en un campo de entrenamiento integral para la próxima generación de científicos.
Aunque muchas universidades donde estudian biólogos están ubicadas en la zona templada, explica la subdirectora de STRI, la doctora Oris Sanjur, gran parte de la biodiversidad del mundo (y, por lo tanto, el trabajo de campo más fascinante) se encuentra en los trópicos.
“En realidad soy producto de esa formación. Cuando empecé como pasante hace unos 30 o 35 años, Barro Colorado era un lugar mágico”, dijo Sanjur, quien supervisa el apoyo operativo de los investigadores de STRI y espera servir como modelo a seguir para que más mujeres, especialmente mujeres latinas, lideren en este campo.
Cada año, unos 1.400 científicos viajan a este laboratorio único para colaborar en proyectos monumentales y a largo plazo o para realizar investigaciones impulsadas puramente por la curiosidad, como Sabrina Amador, cuyo laboratorio está investigando cómo la sensible planta, mimosa pudica, toma la decisión aparentemente mágica de plegar sus hojas cuando se la toca.
Uno de los estudios más importantes de STRI, el proyecto ForestGEO, monitorea los árboles de una parcela de 50 hectáreas en el centro de la isla de Barro Colorado. Desde 1980, los ecólogos han realizado un censo regular cada cinco años, mientras un equipo de investigadores y estudiantes marca, mapea, mide e identifica cada árbol, desde los troncos gigantes de los árboles de ceiba hasta los árboles jóvenes del tamaño de un dedo meñique. Hasta la fecha, han censado un total de más de 450.000 árboles, creando una enorme base de datos de la dinámica forestal y un plano para 72 parcelas similares en más de 28 países.
La isla se extiende por 1.600 hectáreas, lo suficientemente grande como para mantener la vida silvestre y la vegetación originales del continente. Aparte de las escasas instalaciones de laboratorio y 40 kilómetros de senderos cuidadosamente tallados, el bosque y sus 1.400 especies de plantas prosperan libremente.
Con más de 100 especies de mamíferos residentes, podrá observar coatíes de nariz blanca, perezosos de tres dedos y cinco de las especies de monos nativos de Panamá, incluidos capuchinos cara blanca, monos aulladores y monos araña, que son una señal segura de un ambiente saludable.
Los observadores de aves disfrutarán buscando algunas de las 400 especies de aves de la isla. Hay que estar atentos a los tucanes picofino, las pavas crestadas, los trogones de cola pizarrosa, los vibrantes mieleros turquesas y los momotos rufos, con sus cabezas de color naranja crayón y sus intrincadas plumas de la cola. Además de las mariposas, pues unas 500 especies diferentes salpican el bosque con sus alas adornadas de vivos colores.
STRI da la bienvenida a un número limitado de visitantes de un día, que pueden acceder a la isla en barco desde Gamboa o a través de unos pocos cruceros de expedición seleccionados a los que se les permite completar la travesía del Canal en 48 horas.
El punto culminante es una caminata de 2,5 horas por los mismos senderos que se utilizan para realizar investigaciones con un apasionado naturalista local como guía. Con tanta abundancia para disfrutar y solo unas pocas horas valiosas para hacerlo, Sanjur sugiere limitar los sentidos.
“Me gusta cerrar los ojos y escuchar el sonido del bosque: el canto de los pájaros, el aullido de los monos aulladores, los insectos, el viento entre los árboles… Entonces te das cuenta de la cantidad de contaminación acústica que recibes cada día. Esa sensación, para mí, siempre es muy especial. En esos momentos, puedes conectarte con quién eres realmente y simplemente sorprenderte con la belleza que te rodea”, reflexiona Sanjur.
Itinerarios destacados de National Geographic-Lindblad Expeditions son El Canal de Panamá, el Archipiélago de las Perlas y la Selva del Darién; Panamá y Colombia, explorando la Costa Caribeña; y Costa Rica y el Canal de Panamá.