Decenas de personas en todo el mundo se encuentran molestas tras pagar depósitos que ascienden a miles de dólares para un crucero residencial de tres años que, tres años después, aún no ha zarpado. El caso fue develado por un reportaje de BBC.
Victoria Cruises Line (VCL), la empresa detrás del “primer crucero residencial asequible del mundo” anunciado desde 2022, ha sido acusada de engaño por sus aspirantes a residentes. Clientes como los australianos Dennis y Taryna Wawn, que pagaron USD 10.000, creyeron que la firma estaba “en regla”, vendieron sus casas y hicieron otros sacrificios significativos en preparación para la vida en el mar, que ofrecía camarotes a unos USD 3.840 al mes.
El barco, promocionado como el Majestic (antiguo Holland American Veendam), nunca ha zarpado de ninguna de las múltiples fechas anunciadas. La BBC descubrió que VCL no es propietaria ni tiene alquilado el barco, y la dueña real de la embarcación ha negado cualquier vínculo.
Los retrasos, justificados por la empresa por no alcanzar el 80% de ocupación necesario para fletar el barco, han provocado graves consecuencias personales. Por ejemplo, una mujer sacrificó a su perro enfermo, creyendo que no volvería en años, y una pareja de edad avanzada se vio obligada a mudarse a una residencia al no poder seguir esperando. Un defensor del consumidor calificó las acciones de VCL como “repugnantes”.
La naviera turística, que continúa anunciando y cobrando depósitos, ha negado las acusaciones de estafa, insistiendo en que opera de forma legal y transparente. La empresa afirma que solo hay 38 quejas registradas de un total de 132 cancelaciones, y que ninguna de ellas ameritaba un reembolso según los términos del contrato.
La compañía justifica no haber alquilado el barco argumentando que solo puede hacerlo al alcanzar la ocupación mínima. De haber firmado el contrato de arrendamiento (de USD 1 millón mensual) antes de tener clientes, habría incurrido en una bancarrota estimada en USD 18 millones, algo que intentan evitar. VCL afirma que esta condición estaba clara para todos los clientes en los términos de reserva.
Respecto a las demoras, VCL asegura que las fechas se aplazan por no alcanzar la ocupación mínima. También admite haber modificado los contratos con efectos retroactivos, señalando que es una “práctica estándar” en la industria.
La empresa ha generado controversia por su manejo de las quejas. VCL admite ante la BBC que emprenderá acciones legales contra cualquiera que intente resolver su reclamo a través de redes sociales, en lugar de recurrir al tribunal especificado en el contrato.
El rastreo de documentos muestra una red de empresas con irregularidades, que incluye deudas fiscales de más de USD 253.000, empresas fantasmas y actividades inconsistentes (registrada en Italia como mayorista de alimentos y bebidas, y en Hungría con cambios de “contabilidad” a “transporte marítimo de pasajeros”). Además, una investigación en EE.UU. concluyó que personas presentadas como personal contratado no tenían intención de participar en el crucero.
VCL respondió que “no hay víctimas”, sino clientes insatisfechos que “no pueden aceptar que sus depósitos no fueron reembolsados” debido a causas administrativas (datos bancarios incorrectos, incumplimiento de plazos o controles antiblanqueo) o a que hay acciones legales pendientes contra ellos. La empresa afirma que aún necesita unas 100 reservas adicionales para zarpar.